Ventanas

Fue un pequeño salto, seguido de un doble giro.
Los brazos abiertos y el viento en la cara.
Realizó una corrección de la trayectoria que amenazaba con arruinar aquella bella figura dibujada en el aire.

Controló el miedo que le ataba con un lazo de alambre la boca del estómago.
Alzó la barbilla y vio como la acera se acercaba cada vez más rápido.
El lazo se cerró y en el último instante no quiso ver nada.

Y durante una centésima de segundo sintió harina en la boca y agua caliente en los ojos.
Hielo en las rodillas y una carga caliente y grumosa en los hombros.

Y de pronto despertó, pero ya era demasiado tarde. Murió desangrado al borde de la cama,
entre los zapatos rotos y un bacín de plástico comido por el ácido del desahogo de tantas noches.
La nada llegó y él, se fue dejándola en su lugar.

Si señor...se está ganando un buen licor-café jejeej